miércoles, 16 de septiembre de 2009



Cuando empecé a pensar en un recorrido por diversos cementerios, sin hacer mucho ruido, recogiendo fotos, y poco más, sabía que me encontraría con algún lugar, con algún ambiente un tanto particular.

Pero quizás por el trasiego de personas en esas jornadas tan relevantes, o por nuestra propia prisa por grabar e irnos hacia la siguiente localización, ese ambiente del que trato de hablar sólo lo reconocí en dos lugares, Noia, y Vilalba. Lo de Noia, desde mi punto de vista, del todo subjetivo, es para ver y notar. Un espacio absolutamente horizontal, nada vertical como puede ser el caso del cementerio que visitamos en Vigo, que es toda una ciudad. En Noia dimos con un ambiente que cortaba como una cuchilla de afeitar, y con una luz presente en el inicio de Camposanto sencillamente espectral.